¿Por qué son importantes los bosques de montaña?
Los suelos de montaña y sus comunidades de microorganismos tienen un papel ecológico fundamental, porque hacen posible la vida de la vegetación y por tanto sustentan toda la biodiversidad de las montañas. Por otra parte, los suelos absorben y retienen parte del agua de lluvia y deshielo, permitiendo una infiltración lenta hacia el subsuelo, que facilita la recarga de los acuíferos.
Sin embargo, los suelos de montaña se forman muy lentamente debido a las bajas temperaturas, las fuertes pendientes y la acción de la gravedad. Suelen ser poco profundos, poco estructurados y se disgregan con facilidad por acciones mecánicas como escorrentía, pisoteo o paso de vehículos y maquinaria.
Frente a este riesgo, los bosques y la cobertura vegetal son los mejores aliados para conservar los suelos, evitar su erosión y mantener sus funciones esenciales. Los bosques de montaña, por tanto, tienen un papel crucial para la salud y el buen funcionamiento del ecosistema global.
Además de su valor intrínseco como parte del legado natural y como refugio de una multitud de especies que dependen de ellos, los bosques son reservas de biodiversidad, protegen las cuencas hidrográficas que procuran agua a las poblaciones y cultivos de las llanuras, contribuyen a la estabilidad de las laderas y a la seguridad en los valles al reducir el riesgo de desastres naturales, proporcionan alimentos, combustible, madera, sustancias medicinales y otros productos forestales; constituyen un formidable sumidero de CO2 y ofrecen valiosos espacios para el disfrute de la naturaleza y el paisaje.